ESCRITORES MEXICANOS Montserrat Moragrega

Mayo de 2018. #MonteserratMoragrega #MMV nos trae su segundo libro de la serie #PorquéNoMeAMAh hoy con el título #ElABUSO. Hace un año dimos a conocer el primer libro de esta serie por demás didáctica y testimonial de quien no solo perdió el amor por si misma, sino a la par familia y en buena parte su fortuna. Las Estrellas como Montserrat son soles que nunca se apagan, son campos magnéticos muy positivos he aquí la prueba.

Por: Alvaro López #EscritoresdeMÉXICO .- En el fondo de toda persona que ejerce poder, control, dominio o violencia sobre otra, encontramos a una víctima, alguien que, a su vez, fue abusada. Los seres humanos tenemos diferentes formas de responder a las amenazas causadas por algún agresor y que pudieran provocarnos dolor físico, emocional o mental.

Será Manón Vachez quien dará el prólogo de este segundo libro de nuestra Amazona y ahora escritora mexicana… La primera sería pelear, que es la respuesta más sana, ya que medimos nuestras fuerzas y sacamos la indignación a través de la lucha, la cual no es física de modo necesario; aunque quedáramos heridos de muerte, esto nos empoderaría y fortalecería nuestra autoestima. También podemos huir del peligro, que es igual de sano cuando hay una diferencia de fuerzas en la cual pelear sería inútil. Salir corriendo con la intención de parar el abuso, el dolor o proteger la integridad, no es cobardía, sino sensatez, agilidad, inteligencia. Así sobrevivió nuestra especie y llegó a la cima de esta cadena evolutiva. La siguiente defensa sería congelarnos o paralizarnos; cuando pelear o huir son imposibles, solo queda no hacer nada, literalmente pasmarnos, tratando de ser invisibles e insensibles con la esperanza de que el acto de agresión pase rápido.

¿Cuál de estas tres formas será nuestra respuesta? ¿De qué depende? Sin duda, esta se genera en la infancia y tiene que ver con nuestro carácter por supuesto (importante componente de la personalidad); aunado a ello, las propias vivencias y la manera en que aprendimos a resolver los conflictos en casa constituyen aspectos determinantes. La línea entre el control y el abuso es demasiado delgada; algunas veces se traspasa sin que se den cuenta las partes involucradas. El abuso puede ser verbal (con majaderías y palabras degradantes), económico (al negar o condicionar la entrega de dinero, es decir, ejercer presión sobre su pareja con amenazas para obligarla hacer lo que él quiere con el pretexto de que es inepta para manejar el dinero), sexual (forzarla a tener sexo como si fuera una obligación) y físico (puede llegar a los golpes).

Cuando el abuso no se exterioriza con agresión física, es común que no se perciba como tal, lo cual es muy preocupante; por ejemplo, el control de los horarios y la forma de vestir, los celos exagerados o la desvalorización de la persona son aceptados en la sociedad; ello contribuye a la negación del abusador o abusadora. Pero ¿qué es el abuso? La Real Academia Española nos dice que el verbo abusar tiene varias acepciones; la primera es obtener provecho de una persona con exceso: “Abusa de su generosidad’’. La segunda refiere un trato deshonesto hacia una persona de menor experiencia, fuerza o poder. La tercera habla de hacer víctima a otra persona con una acción deshonesta.

Con base en estas definiciones, podemos señalar que hay diversas formas de abuso: físico, cuando una de las partes posee más fuerza que la otra; económico, cuando se tiene superioridad material y, por lo tanto, se ejerce esa fuerza sobre la víctima; también está el sexual, emocional, espiritual y verbal. Todas estas formas de abuso encierran la amenaza de que algo malo puede ocurrirle a la víctima en el futuro si no consiente lo que el abusador le exige. El abuso es causante de traumas por el daño y la culpa que supone en sí mismo. El callar por miedo y avergonzarse de los hechos nos remite a la expresión popular “La ropa sucia se lava en casa”. El abuso causa miedo, y este nos puede congelar y hacernos creer que no existe ninguna salida. El abuso puede producir tanto daño que deja a la persona impedida. Es y será siempre la responsabilidad de los padres formar a la persona; muchos padres abusivos son, a su vez, víctimas y no saben qué hacer en una situación de pareja que perpetúa su condición de víctima. No saben cómo defenderse o salir de ahí.

Concluyo con un pasaje contundente de Montserrat que regresa a las víctimas la esperanza y fortaleza para cambiar: “A partir de que somos conscientes del abuso que ejerce nuestra pareja sobre nosotros, adquirimos la responsabilidad de detenerlo”. Está habilidad de respuesta es para cada uno de nosotros una tarea personal, una obligación social y un compromiso multigeneracional.

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Una tarde de lectura en San Sebastián del Oeste

Los Escritores de México Luis Sandoval Godoy.- PARA LLEGAR a San Sebastián del Oeste hay que subir al cielo: escalar una cadena de montañas, salvar abismos y atravesar ríos caudalosos; ascender más y más, una cumbre y luego otra, bordear por despeñaderos de escalofrío, y luego explayar el alma y tender la vista emocionada encima de horizontes que quedaron abajo. Ahora se va a San Sebastián tomando rumbo hacia Ameca y por allí al camino que algún día llegará a la costa. La carretera llega hasta el crucero de Talpa; desde allí hay que seguir por una terracería, a veces huracanes de polvo, a veces resbalosos y peligrosos lodazales, hasta la señorial ciudad de Mascota.

De allí emprender de nuevo la ascensión en un recorrido de tres horas. La brecha se angosta en gargantes cerradas de vegetación. Abajo la profundidad brumosa del precipicio; arriba, las nubes en hervor de blancura o tal vez con un viento helado en el cual se mecen como en una hamaca, las fragancias del bosque. Con todos los hallazgos del camino, ninguno como el hallazgo mismo de San Sebastián, en aquellas últimas cumbres de la sierra, mal asentado sobre unos riscos y desniveles donde brincan y suenan los arroyos.

Se dice que este pueblo, en tiempos de su esplendor minero, llegó a contar con 20,000 habitantes, mientras hoy tendrá apenas un millar de moradores, en un caserío que se desparrama por las faldas de las laderas que convergen al arroyo que pasa por en medio. Todavía quedan viviendas deshabitadas y ruinosas.

Un documento del año 1600, cuando San Sebastián ya figuraba en los mapas de la Nueva España, dice del Real de Hostotipac, uno de los yacimientos más ricos de la zona:

“Hállase este Rial en la sima del cerro que tiene una Bufa muy alto y encumbrada y sumamente frígido su temperamento y muy nebulosa; muchos afirman que es el cerro más alto que tiene el Reyno de la Nueva Galicia, tal que los marineros de la Gran China le llaman María. 1 es una de las señas que siguen para seguir el camino que lleva para Acapulco… “ Hoy San Sebastián del Oeste, aferrado a las huellas de su grandeza, se compone de un hermoso caserío que todavía conserva las comodidades que podían disfrutarse en mejores tiempos; todo eso y los suspiros de los ancianos que alcanzaron a ver en su juventud, los resplandores de la mayor prosperidad.

San Sebastián es eso ahora, un pueblo donde rondan los recuerdos como ánimas en pena; un pueblo que se quedó solo y en su soledad sigue diciendo lo que fue; lo sigue diciendo al viajero que se anima hasta sus cumbres; lo dice con palabras entrecortadas, con el balbuceo trabajoso de los hombres casi centenarios que moran bajo aquellos tejados ennegrecidos por el tiempo y la humedad de la sierra. Hay que ir a las fiestas de San Sebastián, ahora en la solemnidad litúrgica del noble patricio romano que murió asaeteado por confesar la fe cristiana. Pero hay que ir al pueblo llenos del respeto que el lugar merece; porque no vaya a suceder que la afluencia de visitantes turbe su silencio y empañe su inocencia. Si así ha de ser, mejor que siga en su olvido, mejor que permanezca en la pureza de su abandono, como un remanso que se quedó escondido entre montañas, lejos del alboroto de nuestros siglos.

Bienvenidos a San Sebastián del Oeste gracias Don Luis Sandoval Godoy por este pasaje que nos permite una muy agradable tarde en la Sierra de Jalisco.-